Gato de las arenas | Gato del desierto (Felis margarita)
El Gato de las Arenas o gato del desierto (Felis margarita), es un felino de cabeza ancha y uno de los gatos más pequeños del género felis, situado en en las vastas extensiones desérticas de países situados en África y Asia.
Características
El pelaje del gato de las Arenas es de tonos suaves, generalmente de color arena o gris claro, convirtiéndose en blanco en la zona del vientre y el interior del gato. Esta coloración le proporciona un camuflaje perfecto en el paisaje del desierto, de ahí su denominación coloquial. Además, este pelaje también refleja la luz solar, ayudando a regular la temperatura corporal del gato.
De entre las características del gato del desierto, destaca su rostro con una cara mucho más ancha que otros gatos. A lo largo del mismo, el pelaje es mucho más suave, especialmente en la zona de la boca y bigotes. De manera similar, posee dos líneas de coloración marrón rojiza saliendo del exterior de los ojos y que sirven como separación entre la coloración marrón de la parte superior de la cabeza, y la blanca de la boca.
Sus orejas son de un tamaño acorde al del gato, aunque puntiagudas, lo que contribuye a su capacidad auditiva excepcional. No obstante, estas orejas contribuyen a la regulación térmica, al liberar el exceso de calor.
Siguiendo con sus patas, el gato de las arenas o del desierto tiene sus extremidades cubiertas con pelo denso y protector. Así, además de no hundirse en la arena, le sirve como aislante térmico, evitando que la superficie caliente le cause daño o incomodidad.
De manera similar al resto de gatos del género felis, la agudeza visual de este felino es clave para funcionar en condiciones de baja luminosidad. De hecho, los ojos del gato de las arenas son principalmente claros, con tonalidades entre verdes y azules, con una gran cantidad de bastones en la retina. Por esta razón, posee una gran capacidad para ver en la oscuridad y detectar movimientos sutiles tanto de presas como de la propia naturaleza.
El sentido del olfato del felis margarita está altamente desarrollado. En consecuencia, puede detectar olores a largas distancias y así, localizar presas, depredadores potenciales y otros gatos. A los lados de su nariz se sitúan las vibrisas o bigotes, unos organismos sensoriales que ayudan al gato del desierto a caminar en la oscuridad y evaluar el entorno.
Finalmente, su oído agudo no solo contribuye a su capacidad auditiva, sino que también les permite detectar sonidos de presas enterradas bajo la arena.
Hábitat
El gato de las arenas está altamente especializado en un hábitat lleno de áreas desérticas y semidesérticas situadas en África y Asia. Por ello, el conocido como gato del desierto vive en las regiones que van desde el norte de África, a través del Sahara y el desierto de Arabia, hasta Asia Central, incluyendo partes de Irán, Pakistán, Afganistán y Mongolia. Como indica su nombre, estos gatos prefieren hábitats arenosos y rocosos, donde su pelaje y habilidades de camuflaje les brindan una ventaja en la caza y la evasión de depredadores.
Aunque es un pequeño felino, el gato de las arenas ocupa un nicho ecológico como depredador tope de los desiertos. De hecho, su presencia desempeña un papel crucial en el equilibrio de la población de las especies que caza. Al mantener bajo control las poblaciones de estos animales, el gato del desierto contribuye a evitar brotes de enfermedades, regulando a su vez la estructura del ecosistema.
El comportamiento del felis margarita es principalmente solitario y nocturno debido a que las temperaturas en los desiertos pueden ser extremadamente altas durante el día y mucho más tolerables durante la noche.
Por último, destaca una gran resistencia a la deshidratación para sobrevivir en un entorno donde el agua es escasa. Pueden obtener gran parte del agua que necesitan de sus presas y son capaces de restringir la pérdida de agua a través de la orina y la transpiración.
Alimentación y caza
La alimentación del Gato de las Arenas (Felis margarita) está fuertemente influenciada por su hábitat desértico. En consecuencia, el gato del desierto come roedores, jerbos, ratones, serpientes venenosas, lagartos e insectos en general.
Para cazar, estos gatos utilizan su aguda audición y visión con la que detectan movimientos bajo la arena y entre las rocas. Acechando con sigilo y paciencia, el gato de las arenas permanece inmóvil hasta que una presa se acerca lo suficiente. En ese momento, aprovechan su velocidad y agilidad para lanzarse sobre ella, asegurando una captura exitosa.
Sin embargo, este felino destaca por su caza subterránea. Utilizando sus bigotes, sienten las vibraciones bajo la arena y excavan con precisión para atrapar animales ocultos o que habitan en sus madrigueras.
Estos felinos también pueden cazar aves e insectos cuando se les presenta la oportunidad. En realidad, con su agilidad y velocidad son capaces de cazar presas en movimiento, incluso en el aire.
Las adaptaciones físicas, como sus sentidos agudos del oído y la vista, su pelaje camuflado que les brinda sigilo y su destreza en la caza, los convierten en cazadores altamente especializados y eficientes. Su papel como depredador principal en estos hábitats áridos es esencial para mantener el equilibrio y la salud de los ecosistemas desérticos en los que habita.
Celo y cortejo
El celo y cortejo del gato de las arenas suelen ocurrir en los meses que van desde la primavera hasta principios del verano y son relativamente breves y directos. Durante esta temporada, machos y hembras emiten señales químicas y vocales para comunicar su disponibilidad para el apareamiento. Mientras que los machos marcan su territorio con orina, las hembras exponen feromonas en sus zonas y maúllan continuamente para atraer a los machos.
En el cortejo, el macho puede realizar comportamientos de exhibición y vocalizaciones para atraer la atención de la hembra. Seguidamente, si la hembra muestra receptividad, el macho se acerca y comienza un cortejo donde se olfatean y se frotan hasta que ocurre la cópula. Después del apareamiento, los gatos siguen caminos separados, ya que son animales solitarios por naturaleza.
Reproducción
Después de un cortejo exitoso durante la temporada de reproducción, la gata del desierto experimenta un período de gestación que dura aproximadamente de 60 a 75 días.
Las hembras dan a luz camadas que generalmente consisten en 1 a 4 cachorros de Felis margarita, en promedio de 2 a 3 crías. Al nacer, los cachorros son ciegos, sordos y completamente dependientes de su madre para su alimentación y cuidado.
Por ello, viven pegados a sus hermanos y agarrados a su madre, quien proporciona leche y calidez en su madriguera para asegurar su desarrollo.
El vínculo entre la madre de las arenas y sus crías es especialmente notable durante las primeras semanas. A medida que los cachorros crecen, empiezan a explorar su entorno, pero siempre bajo la atenta mirada de su madre. Así, la madre les enseña las habilidades esenciales de caza y supervivencia ya que los gatitos aprenden por imitación.
También, es reseñable que los cachorros interactúan entre sí. Mientras fortalecen los lazos fraternales y se protegen entre sí, practican habilidades de juego que serán cruciales para el desarrollo de las habilidades motoras.
Aproximadamente a los 6 meses de edad, los cachorros comienzan a independizarse gradualmente. Cuando ya son capaces de cazar por sí mismos y se sienten seguros en su hábitat, los ya subadultos gatos de las arenas se vuelven autosuficientes y se independizan de su madre y hermanos.
Estado de conservación
El estado de conservación del Gato de las Arenas o del desierto (Felis margarita) es bueno, no está en peligro de extinción y su clasificación es la de preocupación menor. De cualquier manera, la expansión de las actividades humanas y el cambio climático son las mayores amenazas para un gato que vive en un ambiente desértico.