Gato salvaje africano | Gato montés africano (Felis lybica)
El gato salvaje africano o gato montés africano, científicamente Felis lybica, es un felino que ha evolucionado a lo largo de miles de años para adaptarse a las cambiantes condiciones del continente africano.
Características
El cuerpo del gato salvaje africano es ágil y musculoso, miden entre 45 y 55 cm de longitud corporal, con una cola que puede añadir otros 25-30 cm a su longitud total. Su peso varía entre 3 y 7 kg, dependiendo de la región y la disponibilidad de presas.
Siguiendo con su pelaje, el gato montés africano tiene un pelo corto y denso para regular la temperatura en los climas africanos. Aunque se pueden encontrar diversas tonalidades, el color del gato salvaje africano es predominantemente gris de tonos amarillos hasta rojizos con rayas negras oscuras a lo largo de las patas y cola.
De hecho, estudios de su pelaje según su hábitat, han demostrado que en regiones más secas, su pelaje puede tener tonalidades más claras, como tonos arena o beige. Mientras que en áreas más densamente arboladas, su pelaje presenta muchas más rayas y marcas que imitan la luz solar filtrándose entre las hojas, brindándole un camuflaje efectivo durante la caza y el acecho.
Las orejas del Felis lybica son grandes y puntiagudas con coloración rosada en su parte interior. En realidad, estas grandes orejas le otorgan una aguda audición con las que detectan los sonidos más tenues de presas y otros depredadores.
También, destacan sus ojos con una mezcla de colores entre el verde, amarillo y marrón, con los que disponen de una visión nocturna excepcional. Gracias a una gran cantidad de células especializadas en la retina llamadas bastones, pueden desplazarse y cazar de manera efectiva durante la noche.
Sus patas musculosas a la vez que finas y proporcionadas, están equipadas con garras retráctiles afiladas que aseguran un agarre óptimo en diversas superficies. Por eso, este gato montés africano es capaz de escalar árboles y correr por todo tipo de entornos con facilidad. Impulsado por sus patas traseras, posee una gran agilidad con la que puede dar saltos de hasta cinco metros de longitud.
En la cultura popular, su imagen ha sido utilizada en multitud de elementos, destacando los sellos de envíos en Azerbaiyán.
Hábitat
Aunque se denomina gato salvaje africano este felino también vive a lo largo de Asia, incluyendo India, Irán, Chipre y China. En cuanto al continente de África, el gato montés africano vive en multitud de países como Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Sudán, Chad, Níger, Nigeria, Sudáfrica, Kenia, Tanzania, entre otros.
Debido a esta cantidad de países y climas, la distribución del Felis lybica abarca desde las zonas desérticas y semiáridas hasta las sabanas, bosques y selvas, evitando zonas con agua.
Territorial, solitario y nocturno, el gato salvaje africano patrulla y marca su zona con orina y glándulas faciales para evitar conflictos y competencia por recursos. Aunque sus territorios se superponen en cierta medida, evita el contacto con otros gatos, a menos que sea la época de apareamiento.
Siguiendo con su rutina, el denominado gato montés africano descansa durante el día bajo árboles o escondites para refugiarse del calor. Y, cuando llega la noche, utiliza sus agudizados sentidos para salir a cazar. Este gato salvaje de África no tiene depredadores naturales a pesar de que a lo largo de su extensión, puede llegar a coincidir con leones, leopardos, gato serval y animales de Caracal.
Alimentación y caza
El gato Felis lybica, es un depredador habilidoso con una dieta variada que se adapta a cada uno de sus entornos. En consecuencia, el gato salvaje africano o montés come pequeños mamíferos como roedores, conejos, pequeñas aves como francolines, reptiles como lagartos, serpientes e incluso insectos en ciertas circunstancias.
Su agilidad y camuflaje le permiten acercarse sigilosamente a sus presas sin ser detectado. Una vez que identifica una presa, el gato salvaje africano caza mediante su habilidad para saltar distancias, lanzándose sobre su objetivo con precisión.
Así, unido a sus afiladas garras, atrapa a su presa en unas décimas de segundo, asegurando una captura exitosa. En realidad, esto no sería posible sin la visión nocturna excepcional del gato salvaje africano, que le otorga una gran ventaja frente a sus pequeñas presas.
En cuanto a la cantidad de comida, un gato salvaje africano puede consumir entre 200 y 300 gramos de alimento por día, dependiendo de factores como la disponibilidad de presas y el tamaño del individuo.
Celo y cortejo
El celo y cortejo del gato salvaje africano está influenciado por factores ambientales y la disponibilidad de recursos. En general, la época de cortejo y celo ocurre en primavera, coincidiendo con el inicio de la temporada de lluvias africanas.
Durante el celo de las hembras, ambos sexos experimentan cambios hormonales que los llevan a buscar parejas para la reproducción. Sobre todo, destaca el comportamiento de los machos, que dejan marcas olfativas en su territorio para atraer a las hembras y comunicar su presencia.
El cortejo de una pareja potencial de gatos monteses africanos es un proceso de unión entre ellos, realizado mediante el frotamiento de las glándulas faciales, maullidos y juegos.
Aunque son principalmente solitarios, toleran la compañía de su compañero potencial hasta que ocurre el apareamiento, momento en que se alejan para siempre.
Reproducción
Después de que el macho y la hembra se aparean situados uno sobre el otro, la gata salvaje africana entra en un período de gestación que suele durar alrededor de 60 a 70 días.
En una camada típica de Felis lybica, esta especie felina da a luz una camada de entre uno y cinco cachorros, con un promedio de dos o tres. Debido a su fragilidad y la gran cantidad de depredadores en muchos de sus países, los cachorros viven escondidos junto a su madre en alguna cueva o refugio natural. La protectora madre de gato montés africano amamanta a sus crías con leche materna durante varias semanas hasta que los cachorros comienzan a desarrollar sus dientes.
Después, a partir del primer mes los bebés de gato salvaje africano ya pueden consumir algo de carne, que todavía se mezcla con la lactancia materna.
A medida que crecen, estos animales se vuelven más independientes mientras juegan con sus hermanos, aprenden a cazar y desarrollan habilidades de supervivencia. A partir de los 8 meses de edad, los cachorros son lo suficientemente fuertes y hábiles y en un tiempo hasta los doce meses, abandonan el refugio y buscan su propio territorio.
Estado de conservación
El gato salvaje africano o montés africano (Felis lybica) no está en peligro de extinción y su catalogación es la de “Preocupación menor”. Debido a esfuerzos de organizaciones como Alley Cat Rescue, este felino goza de una salud excelente en la naturaleza con grandes poblaciones en todo el mundo.